Hoy viernes, me encuentro en mi 7ª semana del 2º embarazo, y no se parece en nada al primero. Con razón dicen los médicos que cada embarazo es diferente.
El martes por la noche tuvimos que ir a urgencias porque me encontraba fatal: mareos, nauseas, flojera, malestar general y sobre todo porque llevaba 4 días con mucho apetito pero sin poder comer casi nada: comer galletas porque no sientan mal, no es comer, o al menos no es alimentarse bien teniendo en cuenta que se está gestando un bebé + dando pecho a Carolina, con 14 meses.
Tras hacer reposo en casa y estando muy débil, el jueves mi marido decidió cometer una acción ilógica: tras su siesta, decidió no cancelar su partida de paddle, dejando a mi madre -que acababa de llegar el día de antes a las 19.30 h de un viajecito moderadamente largo- a cargo de la casa, por la tarde con la niña y atendiendo a la enferma.
¿Alguien se imagina que llegue un cuñado/a mío para visitar a su hermano enfermo y lo deje limpiando por la mañana, al cargo de la niña mientras yo sí duermo la siesta y luego me levanto para irme a jugar al paddle con una amiga? Así, el visitante, sólo tiene que atender los malestares del enfermo + una niña, que a mi juicio, ya necesita a un adulto sólo para ella.
Eso estuvo mal, y prefiero escribirlo para que nos sirva a ambos de lección. Creo que es importante que sepas que el sufrimiento que esos actos me han provocado no se olvidan porque los días pasen. No vale con actuar como si nada, esto no va de normalidad.... va de lógica. Creo que nos puede ayudar a mejorar, a aprender a saber cómo se siente el otro y a no hacer lo que no queremos que nos hagan.
PS. Escribo esto hoy, que tras volver de urgencias -sí, hoy también- queda confirmado que añadimos al embarazo una gastroenteritis... si es que cuando los astros se alinean... todo pasa!!