lunes, 23 de febrero de 2009

Claves para un liderazgo efectivo

Existe una enorme diferencia entre ser líder (lo que requieren las organizaciones modernas) y ser un simple jefe, que se limita a cumplir directivas superiores y buscar que su personal haga lo requerido. El líder es alguien respetado, admirado y seguido por su equipo de colaboradores. Él construye las mejores condiciones para que la empresa avance, dando siempre el ejemplo, diagramando y poniendo en práctica proyectos de cabo a rabo. Él sabe interpretar lo que pasa dentro y fuera de la empresa, y logra, merced a su dinamismo, visión emprendedora y enorme capacidad de gestión, tornar sumamente competitiva a su compañía. Por eso el verdadero liderazgo está tan solicitado en el mundo de negocios moderno.

12 SUGERENCIAS PARA MEJORAR SU LIDERAZGO

1) Desarrolle una poderosa fuerza de voluntad. El secreto para lograr las cosas en la vida pasa, muchas veces, por una férrea voluntad. Una gota de agua que cae sobre la poderosa roca puede, humildemente y con tesón, perforar totalmente la piedra. Sea entonces como el agua, dúctil, renovada y tenaz, sobre todo tenaz. Nuestra voluntad marca la diferencia entre llegar a la meta, o desanimarnos y desistir. Es la poderosa palanca que mueve nuestro universo. Acrecentarla día a día, en cada acto cotidiano, constituye la mejor inversión.

2) Busque potenciar las fortalezas y subsanar los defectos. Sufrir por lo que carecemos, en vez de ver nuestras fortalezas (y todo lo que podríamos generar con ellas), sólo nos llevará a la inacción. Todos tenemos puntos fuertes y débiles; potenciemos entonces los primeros y corrijamos los segundos. Apoyémonos en lo que hacemos mejor, buscando oportunidades para aprovechar nuestras fortalezas. Porque en ese ámbito usted puede dar lo mejor de sí. Además, es lo que le gusta hacer, y para lo que está en mejor forma.

3) Festeje sus triunfos y aprenda de sus errores. Los éxitos constituyen un poderoso estímulo, cierto es. Pero de los errores se aprende, y mucho, si les tomamos como escalones necesarios para ascender a la meta. Aquí no cabe la soberbia, el amor propio herido, y mucho menos la negación. Hay que aceptar las fallas, preguntándonos qué pasó. ¿Plazos muy ajustados? (¿Por qué se aceptó de esa manera?; ¿Qué otras alternativas de reducción de tiempos no se instrumentaron?) Luego, convocar a todos aquellos que puedan brindar solución, ideas e iniciativas para mejorar, a reuniones especiales, y trabajar sobre el problema.

4) Conviva con la incertidumbre. En el contexto actual, los cambios se suceden vertiginosamente. Se acabó la antigua seguridad que se tenía en décadas pasadas, donde no se producían modificaciones sustanciales hasta pasado cierto tiempo, y éstas eran, dentro de todo, predecibles. Terminó la renovación de productos por otros más grandes o con alguna prestación adicional, para dar paso al tiempo de la Innovación Total. Aparecieron escenarios (como Internet, por ejemplo) que modificaron ciento por ciento la concepción de los negocios, que pasaron de ser locales a globales, utilizando comunicaciones instantáneas de muy bajo coste. Y a su vez, esto aceleró la producción de numerosos cambios asociados.

En este ámbito, muchas veces se debe convivir con la incertidumbre. Pero esta incertidumbre es relativa, en tanto y en cuanto podamos afrontarla con estudios y análisis de tendencias, un poderoso know-how e instalaciones reutilizables para proyectos diferentes, un equipo profesional altamente motivado y eficiente, y sobre todo, nuestra mirada siempre puesta en lo que precisa el cliente para anticiparnos a ello antes que la competencia.

5) Aprenda a ver oportunidades en momentos de crisis. ¿Crisis... u oportunidad? Depende en buena medida de nosotros. En toda crisis surgen nuevas facetas para explotar, sea en el propio país donde esté asentada la empresa, o bien mirando al extranjero para, por ejemplo, exportar u otorgar franquicias o licencias.

6) Confíe en sí mismo, y no dude de sus posibilidades y aptitudes. Quien a cada paso se cuestiona sus actos, duda de sí mismo, y no confía plenamente en sus cualidades, lleva consigo el peor demonio de cara a su vida profesional y personal. Porque esta falta de confianza le impedirá desarrollarse y potenciar sus dotes. Por ello, no importa en qué contexto estemos, o qué crisis nos toque pasar; nuestra confianza y seguridad deben ser valores inamovibles, sobre los que podamos sustentar todo proyecto presente y futuro.

7) Tenga un fuerte espíritu comercial. Condición primordial en todo buen directivo. Busque nuevas posibilidades de negocio, sea expandiendo su gama de productos, accediendo a nuevos mercados o explotando posibilidades generadas en determinados contextos que sean rentables. No tema vender, pues es una de las facetas necesarias en su actividad.

8) Sea una persona organizada. Planificar constantemente es un requisito esencial. No se elabora un Plan de Negocios sólo al inicio de la empresa, o cuando se debe presentar ante un posible inversor; se planifica siempre. Debe hacerse tiempo para ello. Pero además, sea metódico y ordenado.

9) Oriéntese a la concreción de objetivos debidamente cuantificados. No diga "debo vender más", pues eso no constituye un objetivo; a lo sumo, es una expresión de deseos. Cuantifique y ponga plazo a cada objetivo. Por ejemplo, diga "debo vender un 20% más, de aquí a seis meses." Toda acción debe buscar la concreción de un objetivo determinado, porque si no es así, puede caerse en el peligro de ir hacia ninguna parte.

10) No trabaje en exceso, sino eficientemente. Quien requiere de más horas para concretar una tarea demuestra que algo falla en su concepción del trabajo. O pierde el tiempo (por falta de método u organización), o privilegia tareas que no son ni urgentes ni tampoco importantes. Nunca crea que llevarse trabajo a su casa es signo de extrema productividad; muy por el contrario, esto demuestra que no ha administrado bien su tiempo en la oficina.

11) Aprenda y mejore a través de la formación continua. Capacitarse y estar al día son requisitos indispensables para actuar en el cambiante mundo de los negocios. Pero esto no debe relegarlo a la formación que pague o promueva su empresa; usted debe preocuparse por su cuenta. Suscríbase a revistas de su especialidad, y asista a cuanto curso le resulte provechoso. Utilice Internet, a través del E-Learning. Amplíe sus horizontes, porque hoy en día hacen falta perfiles generalistas que puedan adaptarse y navegar en diferentes industrias, y por ello, los conocimientos de distintas especialidades (aún de manera somera) le resultarán muy útiles. No se conforme con su disciplina.

12) Posea una visión optimista de las cosas. Dos profesionales técnicamente similares, con idénticas posibilidades, pueden, a lo largo de su vida laboral, obtener resultados totalmente opuestos. Mientras uno busca siempre cómo amoldarse mejor a las circunstancias y aprovechar cuanta oportunidad se presenta, el otro se debate en una madeja de supuestas dificultades, viendo oscuridad donde tal vez sólo falte un poco más de luz. La manera de ver las cosas de cada uno influirá en los resultados finales; el optimista luchará siempre con renovados bríos por lograr su objetivo, y si debe amoldarse a circunstancias negativas, lo tomará como una excelente posibilidad para explotar nuevas facetas hasta ahora dormidas; pero el pesimista se quedará siempre mirando la vida pasar frente a su ventana, criticando lo mal que van las cosas (las suyas) aunque el resto avance.

Por Juan Javier Álvarez, Consultor Internacional en Management

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